Prohibido ignorar: Las pruebas que desmontan el mito de Gornaya Shoria



En lo profundo de las montañas siberianas, en una región remota conocida como Gornaya Shoria, un conjunto de formaciones graníticas ha capturado la imaginación de teóricos del misterio. Fotos ampliamente compartidas en redes sociales muestran enormes bloques de roca con ángulos rectos y superficies planas. Para algunos, esta geometría sugiere una construcción artificial. ¿Una civilización perdida? ¿Restos de tecnología ancestral? ¿Antiguos astronautas, quizás?

Pero antes de dejarnos llevar por la fascinación, vale la pena preguntarnos: ¿Qué dice la ciencia?

¿Arquitectura olvidada o naturaleza en acción?

 

 La afirmación de que estas estructuras deben ser artificiales parte de una premisa errónea: que la naturaleza no produce líneas rectas. Esto simplemente no es cierto. En geología abundan las formaciones con fracturas angulares, superficies lisas y patrones que, a primera vista, podrían pasar por obra de arquitectos.

Los procesos que explican estas formas incluyen:
  • Disyunción columnar: Al enfriarse lentamente, las rocas ígneas como el basalto (y, en casos excepcionales, el granito) se fracturan en columnas poligonales. Ejemplos célebres incluyen la Calzada del Gigante en Irlanda y el Devil’s Tower en Estados Unidos.

  • Exfoliación y fracturación por presión: En formaciones graníticas, la liberación de presión tectónica genera fracturas rectas y paralelas. Yosemite y las Piedras de Horezu en Rumanía son buenos ejemplos.

  • Erosión diferencial: El agua, el viento y los cambios de temperatura desgastan las rocas de manera no uniforme, dejando formas angulares y superficies sorprendentemente planas.

  • Crioclastia y termoclastia: En climas extremos como el de Siberia, la expansión y contracción térmica quiebra las rocas en patrones geométricos.
Lo importante aquí no es si estas formas “parecen” artificiales, sino si existen evidencias directas de intervención humana: marcas de herramientas, inscripciones, caminos, o restos culturales asociados. Hasta la fecha, no se ha encontrado nada de eso en Gornaya Shoria.

El mito del bloque de 65.000 toneladas


Entre las afirmaciones más espectaculares figura la existencia de un supuesto “bloque” de granito que pesaría 65.000 toneladas, lo cual lo convertiría en la estructura monolítica más grande jamás manipulada por seres humanos. Para comparar, el monolito de Baalbek, en Líbano —el más grande conocido trabajado por humanos— apenas supera las 1.600 toneladas.

Pero hay un detalle: el “bloque” de Gornaya Shoria ni siquiera ha sido confirmado como un objeto independiente. Está firmemente anclado a la montaña, sin rastro de haber sido cortado, transportado o reubicado. Todo apunta a que la cifra ha sido malinterpretada o directamente exagerada, tal vez calculando el volumen de varias rocas juntas como si fueran una sola.

¿Por qué se insiste en que son artificiales?

A pesar de la falta de pruebas, las teorías sobre civilizaciones perdidas o visitas extraterrestres persisten. No se trata solo de ignorancia, sino de varios mecanismos psicológicos bien documentados:
  • Pareidolia: Tendemos a ver patrones significativos —como rostros, estructuras o simetrías— donde no los hay.

  • Romanticismo del misterio: Es más emocionante pensar en antiguos titanes o arquitectos alienígenas que en ciclos de congelamiento y erosión.

  • Sesgo de confirmación: Quienes creen en teorías alternativas filtran o ignoran la información que las contradice.
Falta de alfabetización científica: Sin conocimientos básicos de geología, muchas formaciones naturales pueden parecer "demasiado perfectas" para ser naturales.


¿Odia la naturaleza las líneas rectas?

Uno de los argumentos favoritos de los entusiastas del misterio es que “la naturaleza no hace líneas rectas”. Sin embargo, esto contradice siglos de observación científica. La Tierra no solo puede formar líneas rectas, sino también polígonos regulares, superficies planas e incluso cubos perfectos.
 
Ejemplos notables:
  • Formaciones basálticas: Calzada del Gigante (Irlanda), Devil’s Tower (EE.UU.), Organ Pipes (Australia).

  • Granito y presión tectónica: Half Dome y El Capitán (Yosemite), Piedras de Horezu (Rumanía).

  • Erosión química: Wulong Karst (China), Bardenas Reales (España).

  • Cristales minerales: Cubos de pirita, prismas de yeso en la Cueva de los Cristales (México).
En breve: Lo siento, pero la naturaleza no necesita ayuda extraterrestre para sorprendernos con su geometría.

Wulong Karst (China).

La explicación más sencilla (y más probable)

La navaja de Occam —ese principio que nos aconseja no multiplicar hipótesis innecesarias— es clara en este caso. Si una formación rocosa puede explicarse mediante procesos geológicos ampliamente estudiados, y no hay evidencia directa de intervención humana o tecnológica, la conclusión más razonable es que es natural.

Esto no significa restarle mérito al asombro. La geología es una ciencia fascinante precisamente porque nos muestra cómo fuerzas lentas, pero implacables, pueden esculpir maravillas que rivalizan con las creaciones humanas.
En conclusión

Los megalitos de Gornaya Shoria no son evidencia de civilizaciones perdidas ni de ingenieros interplanetarios. Son testigos silenciosos de millones de años de evolución geológica. Asumir lo contrario, sin pruebas sólidas, dice más sobre nuestros deseos de encontrar lo extraordinario que sobre la realidad del terreno.

Cueva de los Cristales (México).