El Circo del Ateísmo, de Rigoberto Hidalgo: ¿lógica o show?

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Estuve leyendo un libro que se llama "El Circo del ateísmo". Sí, así, bien humilde el título. Lo conocí gracias a una amiga creyente, que me mandó un TikTok. Y en el TikTok sale un chavito, como de doce años, discípulo de la lógica (según), exponiendo el argumento cosmológico modal… o sea, palabras que ni él entendía. El autor de ese video, me vengo enterando, es un señor de apellido Hidalgo —y apenas me entero también de que es famosillo en su círculo—, pero bueno, el niño recitaba esa parte de su libro, como si estuviera aventando poesía en Bellas Artes. Y lo mejor: el tiktoker que subió el video, el mismo Hidalgo, de pronto, dejó escapar unas lágrimas de pura emoción. Y yo así de… güey, es un niño, no es Sócrates en pañales.

Mi amiga me lo compartió de buena onda, se lo agradezco —y saludos, eh—, pero yo lo vi y me quedé con la ceja levantada, como cuando te dicen que el Cruz Azul va a ganar el campeonato.

@rigoberto_hidalgo NIÑO LEE MI LIBRO📌 @cayu⚽🇦🇷 #iglesia #cristo ♬ sonido original - Rigoberto_hidalgo

Y luego llamarle al libro “El Circo del Ateísmo” ¡Órale con esa descalificación! Lo bueno es que avisa que en el libro se usa la lógica. Solo le faltó avisar que era la lógica falaz. Digo, desde el título, ¿no? Desde ahí está mal.

Porque, ojo, no es lo mismo el ateo que solo comparte memes bobos, que los filósofazos como Bertrand Russell o Daniel Dennett, que sí le sudaban las neuronas para argumentar. Pero no, el título lo mete a todos al mismo ring… ¡como si todos fueran el mismo show para descalificarnos con pereza!

En fin, el libro seguro es divertido… o polémico… o simplemente el pretexto perfecto para que tu cuñado ateo y tu tía fanática se agarren a gritos en la cena navideña. ¡Y eso, mis amigos, sí es un verdadero circo!

Imagina un libro titulado "El Circo del Cristianismo" o "El Circo de la Fe". Muchos religiosos lo considerarían un ataque injusto. Pero bueno, quise darle el beneficio de la duda a Rigoberto Hidalgo y me puse a leer su libro. Porque el título no necesariamente invalida el contenido, ¿estamos de acuerdo?

Desde Leibniz hasta William Lane Craig, el argumento cosmológico —en su versión modal o kalām— ha sido reformulado una y otra vez: todo lo que existe tiene explicación; el universo existe; por lo tanto, debe haber un ser necesario. Hidalgo lo levanta como una torre lógica irrefutable. Pero los críticos han replicado con fuerza: Bertrand Russell llamó al universo un “hecho bruto” sin necesidad de explicación; otros como Mackie, Oppy o Smith cuestionan si realmente todo lo que comienza a existir necesita causa, especialmente en la indeterminación cuántica. Hasta William Lane Craig reconoce que la física moderna obliga a matizar la premisa causal.

Personalmente, encuentro preocupante que Hidalgo quiera “armar a los creyentes que le siguen, para pelear una batalla”, así lo dice, porque al acercar argumentos filosóficos con la dignidad de argumento, los convierte en parapetos. Un sobreviviente de debates sabe que la lógica no debería ser escudo para no escuchar, sino palanca para dialogar. la lógica puede ser juguete o martillo, dependiendo de quién la empuña, no de qué tan impecable sea la estructura. Pero bueno… ¿Qué nos deja El circo del ateísmo? Lo diré rápido: Una retórica que busca legitimación intelectual de la fe. Una insistencia en que el universo necesita explicación y esta es Dios. Una resistencia a memes tontos, a argumentos simplistas, que es válida, claro, y hasta necesaria.

Pero también hay una falta de diálogo real con las críticas serias a los fundamentos lógicos o los nuevos hallazgos científicos. Un riesgo de convertir la apologética en espectáculo, en una arena donde gana quien lanza la frase más emotiva.

¿Dónde queda la fe en este punto? ¿dónde queda abandonada?, quiero decir, ¿Cómo honrar tanto al escéptico que cuestiona como al creyente que busca certezas? Porque entre el TikToker que derrama lágrimas y la lógica chapucera que no escucha, me pregunto: ¿y si el verdadero argumento no está en defender una creencia, sino en seguir preguntando, abiertos y hambrientos?